Las pasifloras eran conocidas por los indígenas americanos desde antes de la época de la conquista española. Tenían diferentes nombres según la región, en Norteamérica se les llamaba “maraco”, “maracock”, “maricock”, “mahcawq” o “maypop”; en las islas del Caribe “merécuya” y en Suramérica “mburucujâ” o “múrucuya”. Los primeros exploradores españoles no conocían estas plantas y las comenzaron a llamar “granadillas”, ya que sus frutos les recordaban los de la granada (Punica granatum), una especie europea.
Poco después, los mismos españoles (especialmente los misioneros católicos), ayudados por una creativa y alucinante imaginación, sugirieron que las formas y estructuras de las flores eran una representación de la pasión o sufrimiento de Cristo, dando origen al nombre “flos passionis” (flos = flor, passio = pasión o sufrimiento). Este simbolismo religioso, interpretado como una señal divina del deber de cristianizar América, se fue difundiendo a través del tiempo, hasta que en 1737 el famoso científico sueco Carlos Linneo decidió usar Passiflora como nombre del género.
De acuerdo con la interpretación religiosa de la flor, cada parte representa algún aspecto de la crucifixión de Cristo:
- La corona de filamentos: la corona de espinas
- Los tres estilos y estigmas: los tres clavos
- El androginóforo: la columna de las flagelaciones
- Los cinco estambres: las cinco heridas recibidas por Cristo en la cruz
- Las hojas: las lanzas con las cuales le perforaron el costado
- Las glándulas de las hojas: piezas de plata que recibió Judas por traicionar a Jesús.
Con el tiempo se le fueron sumando otros aspectos e interpretaciones a la historia. Por ejemplo, el total de 10 sépalos y pétalos se usó para representar a los 10 apóstoles presentes en la crucifixión (Pedro y Judas estuvieron ausentes). Las tres grandes brácteas florales representaban La Trinidad y los zarcillos, estrechamente retorcidos, eran una representación de las cuerdas que ataron a Cristo (para una descripción más completa y detallada de la leyenda sobre las flores de pasión, revisar Kugler & King 2004 y Vanderplank 1996).