Un análisis realizado sobre el Estado de Conservación de las especies de Passiflora en Costa Rica, tomando como base los principios, criterios y categorías establecidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN 2001), así como otros criterios y parámetros para ajustar la evaluación a nivel nacional, de acuerdo con la información disponible (Estrada et al. 2005), se logró determinar que el 36% (19 especies) de las especies se encuentra en las dos categorías de máximo riesgo (Peligro Crítico y En Peligro), lo cual constituye una situación de especial cuidado y atención en términos de su conservación.
Esta situación es generada principalmente por las pequeñas áreas de distribución y la baja abundancia de muchas de estas especies, aspectos que las hacen muy sensibles y propensas a desaparecer en caso de que su restringido hábitat natural sea destruido. Probablemente el caso más extremo es el de Passiflora filipes, una especie de bosques secos que no se ha vuelto a observar desde hace más de 30 años y que requiere de un estudio de campo muy detallado para determinar exactamente su situación actual. Otro caso especial es el de Passiflora gracilis, conocida sólo en el muy poblado y degradado Valle Central; dichosamente y a pesar de que en los herbarios no se ha vuelto a registrar, en fecha reciente se han podido observar algunos individuos en el campo.