Las begonias son un grupo de plantas fácil de reconocer por sus típicas hojas, flores y frutos. Sus hojas son principalmente simples (pocas son compuestas), usualmente asimétricas (lados de la hoja diferentes en forma y tamaño) y muchas veces giradas oblicua o transversalmente.
Sus flores unisexuales, con ambos sexos separados usualmente dentro de una misma planta y en una misma inflorescencia (plantas monoicas), son muy típicas por sus estructuras reproductoras amarillas y la poca distinción entre el cáliz y la corola (perianto petaloide). En las flores femeninas sobresalen los estilos bifurcados o ramificados, con estigmas frecuentemente espiralados y en las flores masculinas los estambres numerosos.
También son característicos sus frutos predominantemente capsulares, con tres alas, subiguales o muy desiguales y sus semillas diminutas (0.3 a 0.8 mm) y numerosas, con la testa reticulada, únicas entre las semillas de angiospermas por la presencia de un anillo transversal de células especializadas y alargadas, el llamado collar.
A pesar de ser muy características y reconocibles, las begonias exhiben gran variedad de formas, tamaños y colores. En cuanto al hábito de crecimiento, existen varias formas e incluso hay especies que tienen más de una en diferentes etapas de su vida. En las begonias costarricenses, predominan las hierbas (65%), aunque también hay hierbas subarbustivas (37%), hierbas arbustivas (11%) y bejucos (13%).
Igualmente, las begonias se pueden clasificar en dos grandes grupos, de acuerdo al tipo de tallo que presentan: