En grandes acumulaciones de conchas, como las que se encuentran en los sitios arqueológicos mencionados y en otras zonas costeras del Pacífico Norte de Costa Rica, aunque se hayan acumulado en suelos con pH ácido, la disolución del carbonato de calcio inducida por esa misma acidez termina equilibrando el pH del suelo. Esto impide que se sigan disolviendo otras conchas y huesos de fauna, lo cual favorece su registro y excavación. Las conchas aisladas son más propensas a disolverse y muchas veces no se encuentran o solo se observan rastros blancos y huellas leves del lugar que ocupaban.
En la bahía Culebra hay escasa evidencia, antes de los años 600-800 de nuestra era, del uso de conchas para la confección de utensilios de uso diario y adornos corporales. Esta se convertirá en una industria importante a partir del año 900 d. C.
Para el proceso de confección se empleaban tanto bivalvos (moluscos con dos valvas o conchas, que se cierran por uno o dos músculos aductores) como gasterópodos (moluscos con una sola concha casi siempre arrollada en espiral).