San José: Poder Económico y Militar
San José tuvo sus orígenes en 1737, cuando se fundó la ayuda de parroquia de “San José de la Boca del Monte” entre el río Torres y el María Aguilar.
Dio sus primeros pasos como una modesta villa de campesinos mestizos, quienes a finales de ese siglo comenzaron a organizar el espacio por manzanas. También conformaron un núcleo central en donde los vecinos principales vivían alrededor de la plaza y la iglesia.
Rodeados de cafetales, a mediados del siglo XIX San José verá estructurar mejor su espacio urbano. Se dividió a la ciudad en cuarteles con sus respectivos barrios. Se construyeron importantes edificios públicos durante el gobierno de Juan Mora Porras como el Palacio Nacional, la FANAL, la Universidad de Santo Tomás y el Cuartel Principal. Además, poco a poco se fue mejorando los servicios públicos de cañería e iluminación pública.
A finales del siglo XIX la sociedad costarricense, en su mayoría rural, estaba formada por pequeños y medianos productores, seguidos en importancia por trabajadores del campo con poca o ninguna propiedad. En la capital se concentraban la élite política y económica, los empleados públicos, los comerciantes, y los sectores populares conformados fundamentalmente por artesanos y obreros.
Una Capital de Ricos y Pobres
…Los pobres están cediendo al impulso disimulado o descarado que los sacan de las calles macadamizadas o asfaltadas y alumbradas con electricidad, en las cuales su debilidad y sus chunches y su Indumentaria ponen una nota antiestética.
…Si los pobres se van yendo resignados porque la inferioridad en que los ha tenido la mala alimentaria y la costumbre, no les permite rebelarse, se van yendo hacia donde ellos siente que su miseria no estorba los planes de urbanización y de progreso…
Periódico El Trabajo, 1932
Al final de ese siglo, el afán europeizante de la Costa Rica liberal se materializó en San José con la adopción ecléctica de estilos arquitectónicos modernos y de nuevos materiales para la construcción, como el metal. Siguiendo este principio, se edificaron las casas de los ricos de Barrio Amón y varios de los edificios públicos y privados de esta pequeña ciudad, ubicada dentro de una gran aldea. Las plazas para el mercado semanal se convirtieron en parques con jardines para los conciertos musicales, las celebraciones y la vida social, los cuales junto al Paseo de las Damas se erigieron en los símbolos de belleza, ornato y progreso liberal.
Las diferencias sociales también se reflejaban en el desarrollo espacial de la ciudad. A finales del siglo XIX los sectores burgueses comenzaron a trasladar sus residencias al norte de la ciudad, lo que dio origen a barrio Amón, Otoya y Aranjuez. Mientras, en el suroeste convivían barrios de clase media, obreros y artesanos; a partir de 1900, muchos de estos barrios crecieron hacia el norte y el oeste de la ciudad.
La Casa de Don Mauro
Parte de la propiedad donde se ubica la sede del Museo Nacional fue conformada a finales del siglo XIX a partir de la unión de tres fincas. Dos de ellas fueron compradas en 1871 y 1872 respectivamente por el Dr. Pedro Reitz Trumm oriundo de Prusia.
El Doctor Reitz conformó una sola finca que vendió en 1877 a Mauro Fernández, principal reformador de la educación costarricense a finales del siglo XIX. Para esa época la finca era descrita como un terreno sembrado de café con dos casas, una ubicada al norte y otra al sur, cuyo límite al norte era Cuesta de Moras, extendiéndose hacia el oeste.
Su tamaño era de aproximadamente una manzana y media. De estas casas, una fue destruida y la otra ampliada por Don Mauro. Esta casa de la familia Fernández Le Capellain fue un centro de intensa vida social y sede de tertulias de interés nacional del momento. Desde esa época el lugar ya era conocido como “Bella Vista” o “Buena Vista”, porque desde ahí se podía observar toda la ciudad de San José.
Cuando muere don Mauro en 1905, y después su esposa Ada Le Capellain en 1910, la propiedad queda en manos de sus hijos. Ellos venden algunos lotes en el sector oeste de la propiedad (actual Plaza de la Democracia) y segregan donde se encontraba la casa de Don Mayor, la cual fue vendida al Gobierno en 1912, que a partir de 1917 inició la construcción del Cuartel Bellavista. En el momento de la venta eran codueños María Fernández, la hija de Don Mauro y su esposo, Federico Tinoco.
La propiedad cuando la compró el gobierno era descrita como un solar con 64m frente a Avenida Central por 70m de fondo sobre calle 15, con una casa de 25m de frente por 30m de fondo, un patio de 10m de frente por 12m de fondo y un cañón de 14m de frente por 15m de fondo. Sus límites eran: al sur con la propiedad de la sucesión de Ada Le Capellain, al norte con la Avenida Central, al oeste con la calle 15 y al este con la propiedad sucesión de Luis Castro Mena y herederos de Isolina Fernández (así se llamaba la hermana de Don Mauro).
En la Casa de Don Mauro
…El corredor del frente cruzaba hacia el este y se continuaba por otro igualmente ancho en donde el aire circulaba a torrentes. Siempre había viento. Durante varios años, estos dos corredores estuvieron muy adornados con orquidáceas que cuida con gran esmero doña Isolina, hermana de don Mauro.
Al entrar a la casa se llegaba a un pequeño saloncito…Había en el salón una vitrina con objetos de plata. A la derecha estaba el dormitorio de don Muro y a la izquierda la sala y una gran biblioteca…
…En la librería se formaban discusiones sobre temas de la época: política, finanzas, agricultura, ganadería. Se charlaba sobre los incidentes del día o la semana.
….La vida social de Buena Vita se había intensificado muchísimo. Con frecuencia se organizaban bailes…Cuando no había fiesta o tertulia, nos reuníamos en el comedor a contar cuentos…
José Fidel Tristán, Baratijas de Antaño. 1966.