La cosmovisión y las tradiciones de las comunidades Boruca y Rey Curré llegan al Museo Nacional en las imágenes del fotógrafo Jose Díaz Serrano, con la exposición temporal Memoria Brunca – Cagrú Rojc- en Boruca y Rey Curré. Un recorrido visual que retrata a dos de los pueblos indígenas de Costa Rica y a la vez recopila la evolución, que a lo largo de 20 años, ha tenido el Juego de los Diablitos, la principal fiesta cultural que les identifica.
Memoria Brunca captura distintos momentos del juego, el enérgico baile simbólico de los personajes, los atuendos, las emociones, el esfuerzo físico y mental del combate; y a su vez rinde homenaje a algunos de los miembros destacados de Boruca y de Rey Curré que ya fallecieron.
La muestra reúne 26 fotografías de mediano y pequeño formato y se complementa con objetos ligados estrechamente a la tradición, entre ellos máscaras de diablitos, algunas pintadas y otras en la madera al natural sin pigmetos, un traje del Diablo Mayor que destaca por la elaboración de su tejido, así como la máscara y el caracol que porta este personaje durante el juego. También se exhibe una mulita (banco tallado en madera que utilizaban las mujeres borucas en los telares y también los niños para jugar) y un cacho de buey (cuerno) que utiliza el arriador de los diablitos durante la actividad.
La exposición Memoria Brunca incluye objetos propiedad del fotógrafo Jose Díaz y otros que pertenecen a miembros de las comunidades Boruca y Rey Curré.
El Juego de los Diablitos fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de Costa Rica en el 2017, convirtiéndose en la primera manifestación indígena del país en ostentar el reconocimiento de Patrimonio Intangible.
En Costa Rica residen 8 pueblos indígenas distribuidos en 24 territorios. En el Pacífico Sur, en Buenos Aires de Puntarenas se ubica el territorio Brunca con más de 4000 habitantes, distribuidos entre los asentamientos de Boruca y Rey Curré. De ellos, más de 2500 personas son población indígena con pueblo.
Las máscaras tradicionales Boruca se elaboran en madera del árbol de balsa principalmente, pero también se utiliza la madera del cedro. La técnica que se emplea es el tallado en alto relieve y se elaboran en diferentes tamaños utilizando formones, cuchillos y gubias. En algunas, el acabado es natural, sin pigmentos; en otras se luce una amplia variedad de colores, según el gusto e inspiración del artesano. Los motivos son principalmente caras de diablos, pero en las máscaras contemporáneas se han incluído motivos naturales de flora y fauna en combinación con los rostros de diablos.
Las imágenes en la exposición recopilan instantes de las distintas etapas en el Juego de los Diablitos, tales como la Nacencia, la Lucha, el Descanso (almuerzo), el Reinicio, el Guardar el Toro, la Tumbazón y la Quema.
EL JUEGO DE LOS DIABLITOS
Esta tradición ancestral recrea las vivencias de la conquista española en nuestro territorio. Los invasores -españoles- que someten a las comunidades indígenas, son representados por un toro, que consiste en una estructura de ramas de guayabo, forrada con tela de gangoche, y una “cara” de toro tallada en madera de cedro y con cuernos reales. Los diablitos, personificados en las coloridas máscaras, representan a la comunidad indígena que se resiste incansable a la conquista.
La simbólica lucha se extiende por tres días, durante los cuales se suceden varias etapas, desde el nacimiento de los diablitos hasta la muerte del toro. El escenario son los patios de las casas de la comunidad. Diablo mayor, diablos menores, arreadores, músicos, toro, toreros, matadores, colaboradores, “perros” y diablas conforman el grupo de personajes que reviven cada año el enfrentamiento. Los hombres indígenas mayores de catorce años son los únicos llamados a protagonizar el simbólico juego. Parte de la fiesta son las chichadas, los tamales de arroz y la carne ahumada.
Al ritmo del tambor, la flauta, la guitarra y el acordeón, que animan el encuentro, los diablitos azuzan al toro y confabulan para emboscarlo y derrotarlo. El ritual reafirma la lucha permanente de la comunidad indígena por preservar sus tradiciones, territorio, idioma y creencias; y se reconoce como la fiesta cultural más importante del pueblo Brunca.
Cada año, entre el 30 de diciembre y el 2 de enero, el Juego de los Diablitos se realiza en la localidad de Boruca. Y desde 1979, en la comunidad de Rey Curré, tiene lugar el último fin de semana de enero o el primer fin de semana de febrero.
JOSE DÍAZ SERRANO
Jose Díaz es un artista visual costarricense con más de veinte años de trayectoria. Realizó estudios de fotografía en el Instituto Creativo y en el Colegio Universitario de Alajuela (CUNA).
El diario La Nación y publicaciones especializadas como Ojo de Pez, National Geographic y LensCulture han publicado su trabajo. Como fotoperiodista ha realizado una amplia cobertura en temas de política, economía, ciencia, deportes, sucesos y entretenimiento.
También ha sido parte de proyectos curatoriales de instancias dedicadas a la cultura en América y Europa, en los que ha mostrado su trabajo de autor, entre las que se encuentran el Museo de Arte Costarricense, el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo y Teor/Ética en Costa Rica; el Centro Cultural Español de Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Argentina; la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el Museo de Arte Moderno de Panamá, el Museo de Arte Moderno de Santiago de Chile, la Feria Art Basel en Miami, Estados Unidos; el Museo de Arte Moderno de Bruselas, Bélgica; el Museo de Arte Moderno de Cuenca, la Feria Arco; PhotoEspaña y la Bienal de Pontevedra en Galicia, España.
