Restauración de una cerámica arqueológica
La conservación y restauración de objetos arqueológicos implica un amplio espectro de materiales, en su mayoría cerámica y piedra. En general las alteraciones intrínsecas están condicionadas por la naturaleza material y la técnica de elaboración, que a su vez determinan la composición química de los objetos. Por ejemplo, la cerámica está constituida de arcilla, esta última es una roca sedimentaria que se deriva de la disgregación de ciertas rocas primarias, sus componentes químicos esenciales son sílice, alúmina y agua. Puede contener otros que varían según el lugar, frecuentemente: hierro, álcalis y tierras alcalinas. La técnica de cocción es otro factor fundamental a tener en consideración para la conservación de este tipo de objetos, ya que la acción del fuego implica una transformación química y física en las arcillas (Heras y Martínez, 1992).
La conservación y restauración del patrimonio arqueológico en el Museo Nacional de Costa Rica involucra un amplio espectro de materiales. Entre ellos destacan los objetos cerámicos, por la complejidad que presenta el material para una caracterización físico-química, la identificación de las alteraciones y sus posibles causas.
Alteraciones y sus causas en la cerámica precolombina
Dentro de las alteraciones extrínsecas o externas están el uso de los materiales tanto en el momento de su elaboración como posibles usos secundarios. Además del ambiente del sitio arqueológico que puede ser clasificado por tipos de suelos en: secos y/o húmedos. La excavación puede ser una causa de alteración cuando no se toman las medidas necesarias, ya que lo objetos arqueológicos se mantienen
en condiciones ambientales constantes de humedad, temperatura y usualmente con ausencia de luz. Un cambio abrupto de estas condiciones durante la excavación puede deteriorar los objetos, ocasionando la pérdida de información e incluso su destrucción parcial o total (Museo Nacional de Costa Rica, 2016).
Diagnóstico del estado de conservación
Los datos mencionados deben ser considerados por los restauradores, y complementados con otros estudios y técnicas de registro, para garantizar la conservación del objeto patrimonial con base en el principio teórico de conocer para intervenir. Que implica tanto la materialidad como el valor histórico del bien (Baldini, 1978). A continuación, se presenta el proyecto desarrollado por el Museo Nacional de Costa Rica según la metodología mencionada, para la restauración de una vasija con espita (ArtefactoN.1630) del tipo Murillo aplicado procedente del sitio Jícaro(G-439Ji) en Bahía Culebra, Guanacaste. Esta cerámica está fechada entre 1350-1520 d.C, fue elaborada con la técnica de rollos, y tiene un acabado conocido como terracota ahumada por el tipo de cocción al que estuvo expuesto.
La forma cerámica es una olla de cuello restringido con labio exverso, que tiene como elemento particular una espita. El mismo es un cilindro que recorre la vasija desde el fondo hasta la parte superior de manera vertical, se cree tenía la función de conducir el líquido hacia afuera. Esta terracota tiene un motivo efigie, el cual corresponde a la representación de un rostro. Las orejas, cejas, ojos, nariz y boca están en altorrelieve. Y, tiene una decoración de líneas incisas en el anverso y reverso en bajorrelieve.
De acuerdo con el diagnóstico del estado de conservación, previo a su intervención el objeto estaba fragmentado e incompleto por golpes o fuerzas mayores a la capacidad mecánica del mismo. Tenía faltantes en el labio, la oreja izquierda, la punta de la nariz, en los dientes inferiores y otros detalles del rostro. Los fragmentos que se preservaron fueron adheridos en una intervención previa, pero estos no estaban ensamblados con precisión, debido a las tensiones y deformaciones que se ocasionan cuando la cerámica se quiebra. Otras alteraciones presentes eran: fracturas importantes que atravesaban el rostro, un material extraño de color amarillento detrás de la oreja izquierda y suciedad superficial.
Tratamiento de restauración
La intervención previa se consideró inadecuada porque afectaba el objeto en estabilidad, unidad visual y valor histórico del bien patrimonial. Por lo tanto, para el proyecto de restauración se optó por desensamblar los fragmentos luego de una limpieza mecánica y remover los residuos de pegamento en los perfiles y juntas.
Para rearmar la cerámica y resanar las grietas, faltantes y adherir los fragmentos se emplearon dos tipos de resinas y yeso pigmentado, esto permitió reducir las deformaciones y recuperar unidad visual. Para el fragmento del labio de la olla se sacó un molde con arcilla, y se realizó el resane con yeso pigmentado (Fig. 3 y 4). Los materiales empleados en este procedimiento son reversibles y compatibles con la terracota, de acuerdo con el criterio de la mínima intervención.
Como protección se aplicó una capa de cera microcristalina en toda la superficie. En las fotografías finales se aprecia el resultado de la reintegración reconstructiva, aplicada bajo el criterio del respeto al original, de manera que los resanes y la reintegración cromática no causan una interrupción en la lectura visual del objeto, pero a su vez permiten una fácil individuación de la parte original y aquella reintegrada.