UN CLAVO FORJADO DE LA COLECCIÓN HISTÓRICA DEL MUSEO
La recuperación científica de objetos del pasado puede darnos pistas sobre la tecnología de nuestros antepasados y entender asimismo sus saberes culturales.
En el Sitio Nicoya (Sit. G-114 Nc), provincia de Guanacaste, se han realizado excavaciones controladas y se han recuperado diversos objetos y artefactos de la época colonial. Entre estos un clavo de aproximadamente 10 cm de largo, cuyo material metálico empezó a desestabilizarse y a sufrir oxidación. Para su restauración se utilizó la técnica de electrodeposición de hierro.
El Sitio Nicoya
En los alrededores de la Ermita de San Blas de Nicoya, Guanacaste, se ubica el Sitio Nicoya, donde se han hecho excavaciones desde la década de los 80; y entre los años 2015 y 2017 se recuperó una serie de objetos de la época colonial.
De ese acerbo se eligieron varios bienes para ser exhibidos en la sala permanente de Historia de Costa Rica del Museo Nacional de Costa Rica. Esta selección incluyó un clavo de aproximadamente 10 cm de largo, forjado a mano y de cabeza rectangular, con vetas de colores negro-rojizas y textura rugosa.
Un simple clavo oxidado puede mostrar los métodos de manufactura y tecnología utilizados en el pasado.
Estado de Conservación del clavo
El hierro del clavo empezó a desestabilizarse dentro de la vitrina de exposición. En el caso de este metal, la corrosión es un producto del proceso de oxidación que sufre el material, pulverizándose lentamente, mientras se convierte en óxido ferroso debido a la humedad presente en el aire.
Los procesos de corrosión pueden degradar la pieza por completo. El hierro tiene la capacidad de formar diversos compuestos oxidados. Estos presentan una variada gama de colores que va desde el blanco hasta el negro intenso, pasando por diversas tonalidades naranjas, rojas, marrones y verdes. En el objeto pueden verse varios tonos de color que podrían relacionarse con su estructura química.
La electrodeposición
Debido a la extrema fragilidad del clavo, la intervención debió de hacerse evitando la manipulación manual por completo. Por eso, el procedimiento electroquímico permitió solucionar el problema de oxidación sin manipular el objeto y llevar el metal a una zona de inmunidad, donde termodinámicamente no es posible la corrosión.
El procedimiento consolidó las partes otorgando un oscurecimiento al material. Con la protección catódica se consiguió eliminar todas las zonas donde se llevaron a cabo procesos de oxidación.
La electrodeposición es un método electroquímico desarrollado dentro de una solución electrolítica. El sistema permite que una corriente eléctrica estimule la migración de electrones desde el extremo positivo de la celda llamada ánodo (hierro sano), hacia el extremo negativo llamado cátodo (objeto oxidado). Es decir, que haya una reducción de electrones en el cátodo, recibiendo un flujo de cationes saludables en el material dañado. Este proceso se conoce como difusión.
Procedimiento de Restauración
En la reconstrucción del objeto se usó pegamento de cianocrilato y se resanó con una mezcla de este pegamento y bicarbonato de sodio. Finalmente, el tratamiento de color se hizo con pinturas a la témpera.
El fluido electrolítico para el procedimiento fue una solución de agua desmineralizada y bicarbonato de sodio(NaHCO3). En la reconstrucción del clavo se usó pegamento de cianocrilato.
Este pegamento es retráctil, transparente, poderoso y de secado rápido. Se alinearon los fragmentos del clavo en su lugar con el adhesivo, reconstituyendo la forma esencial del bien.
Una vez armado, quedaron lagunas vacías producto de la delicada condición del objeto. Para resanarlas se usó una mezcla de pegamento de cianocrilato con bicarbonato de sodio. Esta pasta reforzó las áreas fracturadas del clavo nivelando y fortaleciendo el bien.
La siguiente fase fue la reintegración cromática, que se hizo mediante puntillismo, técnica utilizada ampliamente en la restauración de arte y bienes culturales en general. Se usó pintura a la témpera.
La aplicación de color se efectuó solamente sobre las áreas resanadas, nunca sobre la superficie del bien. Es decir, la pintura se aplicó únicamente sobre la mezcla de pegamento de cianocrilato y bicarbonato de sodio.
Por último, el clavo se calentó levemente y se recubrió superficialmente con una emulsión cerosa que lo protege de las condiciones ambientales.
El desarrollo de los procesos electroquímicos en la ciencia y eventualmente en la restauración tienen un origen profundo y lejano, relacionado precisamente a la antigua búsqueda de quehaceres mágicos. Fueron probablemente las técnicas de los mineros y herreros, y su entendimiento mitológico del universo, lo que dio lugar a las primeras operaciones alquímicas que intentaban explicar un mundo oculto de energías invisibles. La relación entre la electricidad y los metales es infinita y ha existido siempre.
También es significativo subrayar la capacidad del ser humano de las sociedades arcaicas de insertarse en lo sagrado mediante la elaboración su propio trabajo. Estas experiencias se han transmitido por generaciones gracias a los secretos del oficio. Los procesos de conservación buscan preservar el producto de estas experiencias ancestrales, permitiéndole a los observadores e investigadores acceder de alguna forma al pasado y a la historia de los seres humanos.