MUSEOS Y SUS COLECCIONES: MÁS ALLÁ DE UNA VISIÓN CONVENCIONAL
¿Por qué no todo se exhibe? Quizás te has hecho esta pregunta alguna vez, o has escuchado a alguien diciendo que en los museos se guardan las cosas y ya nadie las puede ver, sin embargo, la realidad en los museos es muy amplia y en este artículo trataremos el tema.
Los museos son instituciones que responden a dos rasgos básicos. El primero es la colección, y el segundo es su finalidad. Estas dos cualidades están interrelacionadas con los tres elementos esenciales de la razón de ser de un museo: investigación – conservación – difusión.
En nuestro caso particular, el Museo Nacional de Costa Rica se creó un 4 de mayo de 1887 (Ley N.° 5, Ley Orgánica del Museo Nacional), con el propósito de ser un centro de estudio y exhibición dedicado a colectar y exponer los productos naturales y las curiosidades históricas y arqueológicas del país, dándole un especial énfasis a las actividades de investigación.
El museo, desde la década de 1930, desarrolla una labor que trasciende la custodia de los bienes patrimoniales (históricos y arqueológicos): funge como apoyo a la educación costarricense, es un centro de investigación científica y de consulta, que realiza esfuerzos por tener más exhibiciones, y ser un referente de primera mano para estudiantes, investigadores, especialistas y el público en general (tanto nacional como internacional).
Aunado a este gran objetivo —y gracias al esfuerzo de diversas políticas públicas que se han promulgado en diferentes momentos de la historia— tenemos leyes y reglamentos que apoyan la labor del Museo Nacional desde su creación, por ejemplo, la Ley N.° 7429 relativa a las donaciones que se hacen al Museo, la Ley N.° 6703, que convierte a la institución en el custodio oficial del patrimonio nacional arqueológico, por lo que los materiales excavados por los arqueólogos y los bienes arqueológicos extraídos de sus contextos originales por particulares (huaqueros) se encuentran albergados y protegidos en nuestras instalaciones (depósitos y exhibiciones) e, inclusive, los reglamentos de la institución.
¿QUÉ ES UN MUSEO?
Un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimiento. Definición de museos ICOM 2022.
Por otro lado, las colecciones del museo son generadoras y efecto de múltiples investigaciones que tienen la finalidad de conocer, salvaguardar y divulgar el patrimonio histórico y natural del país, dando como resultado que no todos los bienes que se albergan en nuestros acopios sean candidatos para exhibición, ya sea por sus fines científicos (recolecta de especímenes animales para documentación, fragmentos recuperados en una excavación arqueológica) o de conservación (documentos y textiles sensibles a la luz y a las condiciones ambientales de las salas de exhibición).
LAS COLECCIONES SON COMO UN ICEBERG
¿Has visto un iceberg? Sabes que son enormes placas de hielo donde la mayor parte se encuentra bajo el agua; por lo tanto, lo que está a flote y puedes ver es una pequeña parte de la totalidad. Así son las colecciones de un museo: aquello que se exhibe es un pequeño porcentaje de los bienes que están en los acervos. Entonces, así como el hielo del iceberg que está debajo soporta la pequeña parte que sobresale, los bienes en los depósitos o acopios cumplen diversas funciones dentro de los museos.
LAS EXPOSICIONES NO SON LA ÚNICA META
Los museos han cambiado su concepto con el paso del tiempo, la revista Quartz realizó un estudio en algunos museos sobre la cantidad de obras que tenían de ciertos artistas y cuántas de esas obras eran exhibidas. A grandes rasgos, llegaron a la conclusión de que los principales museos de arte del mundo exponen alrededor del cinco por ciento de su colección, ya que muchos de ellos adquieren obras de arte para su estudio y conservación.
Cabe recalcar que los bienes que albergan los museos en los acopios no están allí sin ser vistos por nadie. En realidad, un gran porcentaje es consultado y analizado tanto por estudiantes y profesores universitarios, como por investigadores especialistas en distintas áreas de conocimiento; entonces, imaginemos lo complejo que sería analizarlos o siquiera fotografiar los bienes detalladamente, si la mayoría de estos estuviesen exhibidos.
Muchos de los bienes en un museo tienen un interés científico, pero no son materiales aptos para estar exhibidos.
La información que se genera de estas investigaciones incrementa el conocimiento del pasado, el presente y el futuro de quienes crearon estos objetos, este nuevo conocimiento permite crear desde materiales divulgativos y educativos, hasta talleres, conferencias o exhibiciones con información más actualizada y especializada. Inclusive, en algunos casos, estos procesos dan como resultado libros o artículos científicos.
Los espacios expositivos con los que se cuenta para dar a conocer al público las colecciones, que, en el caso del Museo Nacional —como en la mayoría de los museos— no son suficientes. Prácticamente, ningún museo puede exponer toda su colección al mismo tiempo; no solo por el espacio, sino también porque la conservación de los bienes se vería severamente comprometida, además de la dificultad de realizar exhibiciones temporales por la misma falta de espacios adecuados para ello.
Se torna primordial, entonces, ser consciente de la relación que existe entre un museo, una colección, una investigación o procesos de educación, divulgación y exhibición. Esto, para generar una didáctica de este patrimonio, hacerlo comprensible y darle sentido e identidad.
CONSERVACIÓN Y PUESTA EN VALOR
La labor de conservación de los museos trasciende la exhibición de los bienes culturales. Las operaciones puestas en práctica para salvaguardar las condiciones físicas, así como el valor histórico-estético del patrimonio, procuran garantizar la disponibilidad de los bienes culturales para las futuras generaciones. Esta accesibilidad, a su vez, posibilita la reflexión sobre nuestros orígenes y nos pone en contacto con otras culturas.
Algunos objetos para conservarse necesitan condiciones ambientales especiales, pero en las salas de exhibición los parámetros de humedad y temperatura se estandarizan debido a la variedad material que constituyen los bienes culturales.
Los textiles y obras de papel sufren pérdidas de color si se exponen a la luz por lo que no deben estar por largos periodos en exhibición.
Los bienes elaborados en papel, tela u otras fibras orgánicas son más sensibles a la luz, al smog y al medio ambiente. En condiciones no controladas, su vida útil disminuye porque se vuelven más frágiles y quebradizos al perder humedad. Además, sufren pérdida de color; por lo tanto, se toman medidas preventivas en el caso de estos materiales más sensibles, como su rotación periódica, la digitalización, la elaboración de réplicas, entre otras.
En este sentido los museos —entre ellos el Museo Nacional de Costa Rica— han integrado en su quehacer una concepción del patrimonio cultural que trasciende la contemplación de los objetos, hacia un programa pedagógico más allá del diálogo del especialista con las colecciones hacia la integración de un público diverso. La Unesco considera que esta participación social y el apoyo a la educación posibilitan que tanto los museos como sus colecciones sean mejor valoradas, apreciadas y utilizadas.