Puede ser un mosquito chupa sangre, una mosca de la fruta, una polinizadora, una purruja, una mosca casera, una mosca de la madera o un tábano; no importa el nombre, estos insectos (Orden Díptera), le dejarán impresionado, principalmente, por su vuelo extraordinario.
EVOLUCIÓN DEL VUELO EN LOS INSECTOS
Desde su aparición en el período Devónico (hace aproximadamente 395-345 millones de años), ha ocurrido un proceso adaptativo con pocos cambios en su apariencia corporal por lo que su éxito evolutivo se ha centrado en varias características distintivas, una de ellas es su habilidad para volar.
Los insectos son los únicos invertebrados capaces de volar; lo que los hace ser un grupo altamente diverso, de fácil adaptación a casi todos los ambientes y con una gran movilidad para explorar nuevos territorios, buscar alimento, aparearse o escapar de sus enemigos.
Modificaciones estructurales
Sus alas, altamente desarrolladas, se componen de una delgada membrana y un sistema de venas endurecidas, cuya estructura es determinada primordialmente por la necesidad de optimizar la producción de fuerzas aerodinámicas durante el vuelo. (Chapman, 1998).
No todos los insectos a nuestro alrededor tienen alas:
- ÁPTEROS O APTERYGOTA: nacen sin alas, por ejemplo los piojos o las moscas, de la familia Streblidae, que viven en el pelaje de los murciélagos como ectoparásitos.
- ALADOS O PTERYGOTA: algunos de los miembros dentro de este grupo han perdido las alas en algún momento de su ciclo de vida.
IMPORTANCIA DEL VUELO EN LAS MOSCAS
En las moscas, esta habilidad no sólo les permite mostrar vuelos acrobáticos, adaptarse a diferentes ambientes y dejarse ver como un ser un tanto fastidioso; también requiere de una modulación permanente de la frecuencia, orientación y amplitud con que mueven sus alas y de una actividad cerebral ininterrumpida para recibir de forma continua información del entorno en el que se encuentran (Monestier, 2004).
Se ha considerado que la reducción del segundo par de alas (balancines o halterios), ha sido una gran adaptación en este sentido.
Ágiles voladores
Algunas especies como la mosca del tórsalo (Dermatobia hominis), o las moscas “ladronas o asesinas” (Familia Asilidae), pueden atrapar al vuelo a otros insectos, ya sea como hospederos para colocar sus huevos (parasitoides), o para alimentarse cazándolos como sus presas, gracias a su gran agilidad al volar.
Halterios
El segundo par de alas en las moscas se encuentra modificado como un órgano sensorial que permite mantener la estabilidad durante el ágil vuelo.
Es una estructura rígida, pero en su base es flexible lo que le permite cierta libertad de movimiento mientras realizan el vuelo; su tamaño varía según el tipo de mosca, mosquito, zancudo, entre otros. Es una estructura muy importante en la evolución del grupo.
CARACTERÍSTICAS PARA EL VUELO
Las asombrosas proezas aéreas de las moscas están relacionadas con varias características, las más importantes son:
SEGUNDO PAR DE ALAS REDUCIDAS
Halterios o balancines.
Son órganos de equilibrio extremadamente móviles con función sensorial fundamental, que sirven como timón.
ANTENAS ENTRE LOS OJOS
Juegan un papel de acelerador y sensor de velocidad que pueden alcanzar durante el vuelo.
ESTRUCTURA DE LAS PATAS
Facilita el movimiento al despegar y al posarse sobre la superficie seleccionada.
CAPACIDAD CEREBRAL
Les permite interpretar, procesar y generar acciones para el vuelo.
Voladores intrépidos
Entre los dípteros (moscas, mosquitos, purrujas y zancudos), se encuentran los más diversos voladores de todos los insectos, destacándose aquellos que mantienen su vuelo en un solo punto, capaces de desplazarse en cualquier dirección a gran velocidad, con mucha precisión (Zumbado, 2006).
Músculos, fuerza y coordinación
El cuerpo de una mosca es una verdadera masa de músculos y su fama de excelente voladora, se le atribuye por razones mecánicas, ya que posee 17 pares de músculos poderosos, muy desarrollados, que accionan las alas fijadas lateralmente al tórax y otros 21 pares que determinan la posición de la cabeza. Todo ese conjunto muscular permite que una mosca común alcance velocidades de entre 14 y 15 Km/h, es decir, más o menos 4 metros por segundo. (Monestier, 2004).
Las moscas, son realmente una concepción estratégica de la perfección de nuestra naturaleza, basta con detenernos a ver su desarrollada estructura corporal, comportamiento, acrobacias al vuelo y capacidad adaptativa, para engancharnos de estos insectos.