Frecuencia de vasijas miniatura en Chagüite, un cementerio precolombino en la Unión de Cartago

La cantidad de vasijas miniatura de un extenso cementerio en el Valle Central de Costa Rica fechado entre 900 y 1100 años después de Cristo aporta evidencia para estudiar el significado social y cultural de estas pequeñas obras.  Al observar sus atributos de forma y decoración, su asociación funeraria y compararlos con sus referentes de la vida real se buscan interpretaciones alternativas sobre el rol que jugaban en la sociedad precolombina.

Miniaturas como reflejo de valores universales

Llevar a referentes en miniatura los elementos materiales e inmateriales que conforman la cotidianeidad, los más altos valores religiosos y culturales de la vida precolombina puede considerarse un comportamiento universal que se ha dado a lo largo de la historia de la humanidad.  Para el continente americano se tiene un conocimiento vasto sobre el uso de miniaturas; esto incluye vasijas de barro o cestería, figurillas humanas, de animales o deidades y de un sin número de artesanías. Algunas representaciones más complejas pueden incluir, además, cierta clase de maquetas o escenas colectivas.

Artefactos en piedra y cerámica

Imágenes prominentes de piedra y cerámica halladas en el cementerio y llevadas a miniatura.

En Costa Rica esta es una práctica ancestral también compartida entre los grupos indígenas talamanqueños que solían colocar a sus difuntos representaciones en miniatura de los útiles esenciales en las labores de caza, pesca y labranza de la tierra tales como arcos y flechas, cerbatanas y macanas que funcionaban como sustitutos de las herramientas comunes que debían dejarse para uso de la familia.

El estudio de miniaturas arqueológicas en su contexto permite un mayor acercamiento a su significado sociocultural.

Vasijas en miniatura

Grupo de vasijas miniatura con menor (arriba) y mayor grado de elaboración y acabados.

INTERPRETACIONES

Las explicaciones sobre vasijas miniatura son variadas. Algunas hacen referencia a juguetes o creaciones de aprendices ceramistas; o bien, a algún tipo de ofrenda mortuoria destinada a niños.  Hay evidencia de que estos pequeños recipientes tenían funciones más bien prácticas para guardar sustancias como ungüentos, pigmentos o bebidas especiales. Su presencia masiva presente en las sepulturas de personajes de alto rango social en América del Sur se ha interpretado como la idealización de la vajilla que se utiliza para hacer el festín más apropiado para la siguiente vida. También se les ha asociado a conceptos de bienestar, fertilidad y abundancia.

IMPORTANCIA DE CONTEXTO ARQUEOLÓGICO

Las colecciones museográficas en Costa Rica y otros países están repletas de este tipo de piezas, pero en muy pocos casos se conoce su procedencia precisa.  Por lo que se sabe, suelen encontrase principalmente en los lugares donde tenían lugar celebraciones públicas ligadas o no a la muerte.  Por tanto, su registro en excavaciones arqueológicas controladas permite posicionarlas dentro de determinados espacios ceremoniales y funerarios y, en este último caso, permite conocer a qué tipo de persona se ofrendaba en términos de edad, género y estatus social.

Sepultura 216 del sitio arqueológico Chagüite

Definición de la Sepultura 216 (Conjunto 3) donde se enterró un niño. La vasijita pequeña, a la derecha, es una miniatura.

Excavación t216-b sitio Chagüite

CARACTERÍSTICAS DEL CEMENTERIO Y DISTRIBUCIÓN DE MINIATURAS

Según los datos de este cementerio, las vasijitas son representaciones comunes del rito mortuorio aplicable a diferentes estratos sociales. Las personas de cierto estatus podrían utilizar con más frecuencia este tipo de objetos.

Chagüite sirvió a una colectividad grande, pues tenía 229 tumbas y al menos 400 individuos.  El emplazamiento también presentaba una organización espacial definida conformada por cuatro grandes conjuntos que se asume reflejaban grupos sociales del mismo linaje.  Entre ellos y en el cementerio, se reconocieron diferencias de estatus social y de oficios  especializados según cierta clase y cantidad de bienes mortuorios que acompañaban a los ocupantes de cada tumba.

La frecuencia de estas pequeñas vasijas es realmente sobresaliente en este cementerio, prueba de ello es que cerca de una cuarta parte del total de las vasijas encontradas eran miniaturas, además, de cada tres tumbas, al menos una las contenía.

Plano de distribución de miniaturas en Chagüite

El plano del cementerio muestra los cuatro conjuntos funerarios y la distribución de vasijas miniatura en cada uno según los puntos en rojo.

Las miniaturas estaban presentes en cada uno de los cuatro conjuntos o grupos sociales que conformaban el emplazamiento funerario y en proporciones importantes. No obstante, su presencia es más acentuada en el Conjunto 1, que aporta cerca de la mitad del total. Este tenía la sepultura más importante en cantidad y variedad de bienes mortuorios.

Las tres tumbas que acumularon más vasijas miniatura, sin embargo, pertenecían a los conjuntos 2 y 3, en comparación con el Conjunto 1, más modestos en cuanto a riqueza de ofrendas.  El caso de la sepultura 111 es el más notorio porque, además de cinco miniaturas, contenía otras vasijas multicolores de línea amarilla y línea negra que por lo general se empleaban muy limitadamente en este u otros cementerios conocidos. Se debe recalcar que esta tumba se destinó al entierro de uno o dos niños menores de seis años.

Plano sepultura 111 (Conjunto 2) muestra un rico ajuar con cinco miniaturas

El plano de la Sepultura 111 (Conjunto 2) muestra un rico ajuar con cinco miniaturas asociadas a los restos mortales de dos niños.

Las vasijas miniaturas se asociaban a todos los grupos de edad, pero su expresión simbólica parece más fuerte cuando se colocaban con niños.

PARTICULARIDADES DE LAS VASIJAS MINIATURA DE CHAGÜITE

La variabilidad de las vasijas miniaturas en los espacios funerarios sugiere significados múltiples y complejos relacionados con la vida del difunto, las motivaciones de la comunidad de origen y con lo establecido en el rito mortuorio.

La colección de vasijas miniatura de este cementerio puede considerarse diversa en las formas del recipiente, hechura y escala.  Su tamaño varía de 2 a 5 cm, en su mayor parte exhiben muy buenos acabados de modo que solo un 13 % puede considerarse de hechura ordinaria o descuidada. Algunas de las más pequeñas tienen perforaciones para usarse como dijes.

Salvo contadas excepciones, las miniaturas de este cementerio reprodujeron las mismas clases y estilos de vasijas que estas comunidades usaban en el ámbito doméstico o ceremonial. A nivel funerario, sin embargo, se da una tendencia general en reducir el talle de las ofrendas dejadas a los muertos tal vez, por consideraciones prácticas como lo reducido y estrecho de la fosa mortuoria prevista o, simplemente, porque se prefería trasladar objetos más livianos o de cierta ergonomía cuando el pueblo de origen estaba a una distancia considerable del lugar de enterramiento.

Miniaturas

Miniaturas de formas y tamaños inusuales dentro del cementerio.

Más de la mitad de las miniaturas está acompañada de elementos ornamentales como alguna clase de decoración, de asas, de patas o de pedestales.  Por lo general, se nota una intención de transmitir un mensaje explícito más allá del objeto mismo, al hacer énfasis en los mismos motivos figurativos de la tradición alfarera compartida entre las poblaciones de la Región Central de Costa Rica.

Las alusiones a caras humanas son claramente las mayoritarias en versiones realistas o muy simplificadas. También se modelaban aves (11,9%), batracios (9,5%) y monos (2,4%) y no se nota presencia del felino: un motivo que, por el contrario, es más recurrente en la escultórica en piedra quizás como un símbolo de poder y autoridad.

Miniaturas con cara humana

Caras antropomorfas como tema central en la vajilla funeraria llevadas a distintos tamaños y niveles de abstracción.

Miniaturas olla roja

Las miniaturas-olla, rojas y generalmente muy finas, son las más comunes aludiendo a su contraparte de tamaño real.

Las formas de las vasijas miniaturizadas son muy variadas, pero siempre apegadas al repertorio de la vajilla de uso doméstico y ceremonial. Sin embargo, se nota escasez de recipientes de vasijas abiertas y poco profundas (tazas y platos), pero sí, hay un claro énfasis en los enseres funcionalmente más apropiados para la cocción, almacenamiento y transporte, como los jarrones y ollas.  Significativamente, casi un 10 % recrea el típico sartén. Tal vez, era una especie de incensario indispensable en los servicios fúnebres.

Por otra parte, la miniatura más común es la de una ollita simple, de boca muy restringida y pintada toda de rojo (21,7%) que es probable que haya tenido algún uso práctico como pequeño contenedor o que, en un plano simbólico, aluda a la importancia de estas vasijas frecuentemente ligadas a la fermentación y consumo de bebidas en los festejos fúnebres.

AUTOR: Luis Alberto Sánchez Herrera
Arqueólogo

Departamento de Antropología e Historia
Museo Nacional de Costa Rica
[email protected]

Publicado el 27 de setiembre de 2021