1000 años antes del presente en la Costa del Golfo de Nicoya
Excavaciones recientes llevadas a cabo en el Pacífico norte del país (Guanacaste), a menos de 1 km del Golfo de Nicoya (Pochote de Quebrada Honda), dieron a conocer formas particulares de enterramiento que tuvo una población que vivió entre el 800 y el 1350 d. C. (Período Sapoá – Región Arqueológica Gran Nicoya).
Fosas Circulares
Esa milenaria comunidad nicoyana seleccionó una loma con vista al golfo para depositar a sus difuntos en un ambiente propio del bosque tropical seco caracterizado por sabanas, lomas, manglares y ecosistemas marinos. Su concepción de la vida más allá de la muerte contempló la particularidad de un área funeraria estructurada mediante un diseño particular, se trata de la presencia de fosas circulares cavadas en el terreno arcilloso sin ninguna adición de materiales imperecederos. Las fosas están distribuidas equidistantemente formando, entre ellas, la periferia de un círculo mayor, con otros rasgos similares de la misma forma geométrica en su parte interna y un osario en el punto central.
Rituales Funerarios
En ese contexto, no todos los individuos tuvieron el mismo trato de ritual inhumatorio, respondiendo quizás a diferencias político-sociales, predeterminado por el linaje o grupo social, o por género y edad. Algunos fueron depositados articulados individualmente, o en conjunto con otros individuos, en un mismo nivel o sobrepuestos unos sobre otros en diferentes niveles, otros fueron cremados. De estos últimos, los datos preliminares indican que varios de los individuos corresponden a los de mayor estatura de la población, se estima que hasta 1.75 m o más, lo cual sobrepasa la medida media conocida para las poblaciones amerindias del país (1.60 m para el género masculino). También, se colocaron individuos desarticulados o en paquete, en posición fetal o flexionados, acompañados, en algunos casos de restos de fauna.
Cada conjunto mortuorio, además, contó con su respectivo ajuar funerario diferenciado, utensilios que sirvieran al difunto en su viaje, con bebidas o alimentos, o que fueron utilizados en vida. Un total de 247 artefactos cerámicos, varios de los cuales representan figuras o rasgos que destacan el género femenino, algunas en estado de embarazo, indicando, quizás, algún culto a la mujer, a la fertilidad o la existencia de un matriarcado. Entre estos, además, hay artefactos líticos tales como hachas pulidas y hachas desbastadas bifacialmente. También, se obtuvo maderas quemadas utilizadas en las actividades de los rituales inhumatorios, con las cuales parece que formaron empalizadas en el mismo lugar del enterramiento, repitiéndose el evento en diferentes momentos de tiempo, posiblemente en fechas anuales importantes para dicha sociedad.
Entre otros hallazgos, se cuenta también con lapidara, orfebrería y obsidiana, objetos de acceso restringido que denotan prestigio y el auge del comercio regional e interregional.
Área Doméstica y Cultivo
Además del área funeraria, a unos 150 m de ésta, se localizó una planicie ubicada entre quebradas, así como otros sectores más lejanos las cuales presentaron también materiales culturales y podría corresponder al área habitacional o doméstica, así como áreas de cultivo y de abastecimiento de productos litorales y marinos de la comunidad en estudio.
A pesar de lo preliminar de los trabajos realizados hasta el momento, los datos recopilados indican que las características observadas en dicho depósito arqueológico, presentan diferencias en relación con sitios contemporáneos en la región y con otras regiones del país a lo largo de nuestra historia prehispánica. Dichas características son el producto del desarrollo sociocultural de la región desde siglos atrás, de poblaciones con medios de subsistencia diversificados, como agrícola, cacería y pesca (p. ej. las islas y las costas del Golfo de Nicoya fueron ocupadas desde principios de nuestra Era), las que sufren cambios importantes a partir del 800 d. C. con el arribo de poblaciones migrantes mesoamericanas, además del incremento en el intercambio comercial.
La zona circundante al sitio excavado es aún poco conocida desde el punto de vista arqueológico, se espera, sin embargo, que futuros trabajos locales y regionales puedan contribuir al conocimiento de los grupos humanos bajo estudio, de tal manera que se pueda conocer mejor el aporte cultural tanto de las antiguas poblaciones locales como de las más recientes mesoamericanas y el producto del encuentro de ambas (aculturación, desplazamiento, asimilación), resultando en una nueva sociedad con visión diferente del mundo y de la vida después de la muerte, como se observó en el área funeraria excavada.