Doña Cristina Chávez, con sus lúcidos 91 años, guarda entre sus recuerdos, de la infancia, el miedo que tenían los niños de la familia de entrar al cuarto de la tía Mercedes. Además de que la tía de setenta años era un poco “chichicaste” (irritable), en su habitación guardaba un camarín con una virgen acompañada de un tenebroso diablo.
En la memoria de doña Cristina, recuerda cómo un día llegó en automóvil una señora de la alta sociedad (posiblemente Lolita Zeller de Peralta) a ofrecerle comprar a la tía Mercedes el famoso camarín.
El camarín dejó de estar el cuarto de tía Mercedes; sin embargo, al tiempo, como a la familia le gustaba llevar a los niños al Museo Nacional de Costa Rica, se sorprendieron al ver el camarín en una exhibición. Al momento le preguntaron a la secretaria del Museo cómo había llegado al Museo el camarín. La respuesta fue que tía Mercedes lo había donado.
Por su pequeño tamaño y movilidad, los camarines eran parte de la religiosidad doméstica. Son altares donde se conserva para su culto una imagen religiosa. Algunos están guardados como preciados bienes en las habitaciones, como lo hizo por décadas la tía Mercedes.
A partir de ahí, posiblemente la obra de arte religioso de la colección del Museo Nacional más popular ha sido este camarín conocido como el de La Virgen del Rescate. Fabricado en madera con una altura de un metro, tiene una gran cantidad de esculturas de madera policromas, así como coloridas pinturas en algunas de sus superficies internas y frontales.
EXHIBICIÓN DE ARTE RELIGIOSO DE 1955
En 1955 el Museo Nacional de Costa Rica montó una exposición de arte religioso con más de 100 bienes, la mayoría de coleccionistas privados y de algunas iglesias. Del Museo Nacional solo había una casulla con textiles indígenas y como obra especial reseñada en periódicos de la época: el Camarín de La Virgen del Rescate.
UNA FAMILIA CARTAGA
María (Cirila) Mercedes Chaves Barahona había nacido en Cartago en 1883. Entre los recuerdos familiares, el origen de la propiedad del camarín está asociado al tío de Mercedes: Francisco Barahona Jiménez, también soltero. Esta es una familia que se puede rastrear en Cartago desde finales del siglo XVIII, por lo que cabe la posibilidad de que haya estado en la familia durante varias generaciones atrás.
UN CAMARÍN FRANCISCANO
El camarín evidencia varios elementos que nos remiten a la presencia franciscana en el país: la dominante aquí durante varios siglos. El fraile franciscano Juan de Estrada y Rávago es considerado el fundador en 1561 de la iglesia católica en Costa Rica. El país perteneció durante la Colonia y hasta mediados del siglo XIX a la Provincia Franciscana de San Jorge que comprendía Nicaragua y Costa Rica, que estaba radicada en León, hasta que se fundó la Diócesis de Costa Rica en 1851.
Otra particularidad temporal es el hábito de san Francisco de Asís, de color celeste. Al parecer en el siglo XVIII la orden franciscana profundizó su relación con el culto mariano, cuyo atributo iconográfico es el color celeste, aunque después se volvió a la representación de los franciscanos con hábito café y en ocasiones el gris.
Sobre el origen colonial del camarín, su confección podría ubicarse entre finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX. Las esculturas tienen una factura muy similar entre ellas, aunque estilísticamente son un poco diferentes respecto a las figuras y decoraciones de la parte interna y las puertas. El camarín podría tener elementos de diferentes momentos históricos; por ejemplo, algunos materiales son más recientes, como el vidrio, los pequeños resortes y los soportes para las flores.
NUEVA JERUSALÉN
La cosmogonía franciscana no solo se evidencia en la advocación de la Virgen del camarín, sino en el dibujo del exterior, el cual es el que menos ha resistido el paso de los años. Cuando sus puertas están cerradas, se observa en un óvalo sostenido por ángeles, una especie de edificio blanco, símbolo de la Nueva Jerusalén, tierra prometida o Sion del Antiguo Testamento, con la luna y el sol, mencionadas tanto en el antiguo y como en el nuevo testamento.
Estudiosos del arte religioso latinoamericano, como Antonio Rubial han encontrado —para el caso novohispano colonial— la impronta artística franciscana en la asociación de la imagen de la Inmaculada Concepción con la de la Nueva Jerusalén: elemento clave en la lectura interpretativa de este camarín.
VIRGEN Y ADVOCACIONES
El nombre del camarín está ligado a la devoción a La Virgen del Rescate, la “chapetona”, como es conocida Nuestra Señora de la Limpia Concepción del Rescate de Ujarrás: una representación escultórica de la Inmaculada Concepción; escultura que fue traída al país, al parecer, en el siglo XVI, y a la que se le adjudica la protección contra la invasión pirata de Mansvelt y Morgan en 1666. La Virgen de Ujarrás también es conocida como la Virgen de la Candelaria, su día de celebración es el 2 de febrero.
¿Virgen Inmaculada Concepción?
Una posibilidad es que la imagen central sea una Virgen Inmaculada Concepción, pues está sobre una nube rodeada de ángeles. Sin embargo, esta escultura tiene corona, no un resplandor, como generalmente se representa esta advocación. Además, la escultura de bulto no tiene incorporado el diablo a sus pies, aunque sí está en la parte inferior del camarín.
¿Virgen de los Ángeles?
Otra versión, según una fuente oral, es que sea una Virgen de los Ángeles versión franciscana. Aunque está coronada, lo particular es que la Virgen no está acompañada del niño Jesús que podría haber sido una pieza suelta, y tampoco tiene la típica postura de Inmaculada con las manos juntas en postura de oración.
SANTOS A GRANEL
La Virgen está acompañada además por la representación de las tres divinas personas: Cristo, Dios padre como un anciano y el Espíritu Santo en forma de paloma.
A los costados de la Virgen, están las esculturas de san Francisco de Asís, con sus característicos estigmas y san Pedro, con una llave en la mano. Acompañan el conjunto algunos miembros de la corte celestial, como ángeles, querubines, arcángeles y se pueden notar algunas aves alrededor de la nube de soporte.
En los laterales internos están los dibujos de san José y san Ramón Nonato. En el análisis iconográfico sobre el camarín realizado por Edgar Ulloa, se plantea una interesante hipótesis sobre la inclusión de san Ramón en el camarín, un santo no tan popular en la época, por lo que su presencia podría deberse a que sea el nombre del dueño original del camarín. Si lo enlazamos con la imagen de la izquierda, podría haber sido un “José Ramón”. Hipótesis interesante para investigar.
En la parte interna de las puertas, están san Joaquín y santa Ana, los padres de la Virgen María sentados en sillones fraileros.
DE DIABLOS E INFIERNOS
La conjunción simbólica del camarín se acompaña de un elemento todavía más excepcional: la representación del infierno en su parte inferior, acompañada de la escultura de un diablo.
A la izquierda, dos amantes son tragados por un monstruo, lo que remite a la lujuria. A la derecha el pecado castigado es la blasfemia, representado por la imagen de un diablo halando la lengua de una persona entre las llamas. En forma de serpientes está el diablo, como símbolo de la tentación y el pecado.
En medio de ambos pecados está una escultura del diablo: una bestia con cuernos (ya no existentes en esta escultura), cola, alas y, que en otras representaciones también se acompaña de un tridente.
Hay que señalar que, a diferencia de otros países, las representaciones pictóricas o escultóricas del infierno o, al menos, del purgatorio o de las ánimas solas, son casi desconocidas en Costa Rica.
Por último, un detalle todavía más interesante: el diablo y su forma de vestir. Este porta una casaca roja con un diseño muy propio del siglo XVIII, aunque más corta al frente. La figura conserva las capas de color originales. Cabe destacar que los soldados británicos del siglo XVIII eran conocidos como casacas rojas; especialmente, los de regimientos coloniales. A nivel de hipótesis, este diablo podría estar asociado con el principal enemigo del imperio español; es decir, con el imperio inglés o relacionado con el origen inglés del pirata Morgan.
DIABLO CON CHARRETERAS
Otro elemento del porqué hay una connotación militar en el diablo es un detalle muy específico propio de los uniformes de los oficiales: las charreteras. La charretera de la casaca muestra el rango, al tener solo una en su hombro derecho podría ser un teniente; pues si la llevara al lado izquierdo sería un subteniente, y si tuviera las dos sería un capitán.
El sentido del patrimonio histórico cultural custodiado por los museos está más allá de conservar bienes bellos o antiguos. Estos bienes nos permiten también construir puentes entre sociedades de diferentes momentos históricos. Así como el diablo se asoma tímidamente desde una pequeña apertura del camarín, nosotros también damos una mirada al pasado desde la ventana del presente, para entender las sociedades de dónde venimos.