Ni asesino, ni peligroso
La Vespa mandarinia tiene una longitud corporal de casi 6 cm y una envergadura de sus alas de hasta 7,5 cm; es aproximadamente 2 veces más grande que la abeja de miel (Apis mellifera) que conocemos en Costa Rica
En mayo del 2020, llegó a través de los medios, información sobre el “avispón asesino”, un insecto que genera mucha expectativa debido a su gran tamaño, cuerpo robusto, abdomen con coloración llamativa a rayas amarillas con negro, cabeza grande de color amarillo-naranja y mandíbulas desarrolladas de apariencia intimidante que, en el 2019, fue visto por primera vez tanto en Canadá como en EUA.
Esto ha generado la idea de que es posible el ingreso de esta especie a nuestro país y que pueda causar serios problemas para los apicultores, ya que, según se dice, unos pocos individuos pueden eliminar una colmena completa de “abejas de la miel” (Apis mellifera, Fam. Apidae, Orden Hymenoptera) en poco tiempo; también se ha dicho que pueden causar la muerte de un ser humano con sólo uno o muy pocos piquetes.
Por estas razones, se ha despertado una gran preocupación entre los costarricenses, por lo que creemos necesario abordar el tema con algunos datos sobre este mal llamado “avispón asesino”, cuyo nombre común es “Avispa gigante japonesa” y su nombre científico: Vespa mandarinia, que pertenece a la familia Vespidae del Orden Hymenoptera.
Este particular insecto ostenta el mayor tamaño entre las “avispas” que existen en el mundo, su reina puede llegar a presentar una longitud corporal de casi 6 cm y una envergadura de sus alas de hasta 7,5 cm; sus poblaciones se distribuyen principalmente en zonas templadas-calientes subtropicales de Asia, como: Tailandia, China, Nepal, Rusia y es muy común en el Sur de Japón y aunque como ya se mencionó, se han reportado algunos avistamientos en Canadá y Estados Unidos (específicamente en Washington), pero no se ha identificado su establecimiento en estas latitudes.
Entre las características más llamativas de éste “avispón”, está su ciclo de vida, determinado por una interrupción del desarrollo morfológico, así como del proceso de reproducción en un período de tiempo conocido como “diapausa”; este se presenta casi siempre durante el invierno en respuesta a condiciones climáticas adversas, por lo cual se aparean y alimentan masivamente durante el otoño, previo a iniciar la inactivación de su desarrollo y reproducción.
Establecen sus colonias durante la primavera, cuando una reina ya inseminada, emerge de la diapausa, se alimenta e inicia la búsqueda del lugar idóneo para desarrollar su nido, labor que realiza de forma individual y no en grupos, como estamos acostumbrados a ver en Costa Rica, para este tipo de insectos. Esta es una particularidad que facilitaría su traslado a otros lugares, ya que se puede esconder en sitios como barcos, aviones o automotores que transportan mercadería, donde pasa la diapausa y luego emerge en cualquier otro país.
Sus nidos son generados en el suelo (pueden excavar hasta 60 cm de profundidad), en troncos huecos o en madrigueras de mamíferos; se alimentan de otros insectos, de sus larvas y sus pupas, principalmente durante el otoño, cuando se acerca el inicio de la diapausa y deben almacenar energía. Pueden volar largas distancias y prácticamente no cuentan con depredadores naturales, excepto en Europa donde un gavilán se alimenta de especies muy similares y por supuesto, los seres humanos. Además, son vulnerables a altas temperaturas, por lo que Apis cerana (especie de abeja asiática de la miel), generó una estrategia de defensa moviendo alas y cuerpo rápidamente hasta alcanzar temperaturas mayores a 47ºC, lo que sofoca a Vespa mandarinia, que soporta solamente 46ºC.
En referencia a la idea de si son peligrosos o no, se puede decir que su picadura es altamente dolorosa y su veneno, al igual que en muchas otras especies de artrópodos, puede causar daños importantes y si la persona es alérgica, con poco veneno en su sistema puede llegar a morir; sin embargo, no por ello, este insecto es un “asesino”. Se conoce que en países con altos índices de población como lo es Japón, con más de 126 millones de habitantes; unas 40 personas al año mueren producto de sus picaduras; dato muy similar en proporción, a la cantidad de personas que han muerto en nuestro país, debido a piquetes de abejas de la miel (Apis mellifera), así como otros artrópodos (alacranes y arañas), debido a la extrema reacción alérgica.
¿Puede el avispón asiático llegar a Costa Rica?
Si fuera el caso que se presente una migración accidental de Vespa mandarinia a nuestro país, no se puede indicar con claridad que se vayan o no a establecer sus colonias y, por tanto, causar daños en los apiarios y en las colonias silvestres de Apis mellifera; sin embargo, dado que su ciclo de vida está ligado a las estaciones de climas templados, es posible que no logren adaptarse a las condiciones del neotrópico costarricense, en el corto plazo.
Sin embargo, otras especies introducidas han logrado establecerse en estas latitudes, como por ejemplo, la abeja europea Apis mellifera, por lo que, es necesario ser precavidos en términos del ingreso de la “avispa gigante japonesa” y su posible establecimiento; situación que no puede dar pie a una guerra contra todo aquel insecto que presente similitudes con Vespa mandarinia, ya que esto sí llegaría a incidir de forma muy negativa en la ecología de las especies nativas o aquellas que, aunque introducidas artificialmente, nos proporcionan beneficios.
Dado que su ciclo de vida está ligado a las estaciones de climas templados, es posible que no logren adaptarse a las condiciones del neotrópico costarricense, en el corto plazo.
El Ministerio de Agricultura y Ganadería le está dando relevancia a la educación de los apicultores y agricultores con el fin de que logren reconocer las diferentes especies y sobre todo las características que identifican a Vespa mandarinia, así como la generación de medidas de mitigación para el establecimiento de sus colonias acá en Costa Rica.
En conclusión, a este llamativo insecto no se le debería llamar “ni asesino, ni peligroso”, es una especie más en la naturaleza cumpliendo su objetivo, la cual muy posiblemente, por la pérdida de su hábitat natural, se ve obligada a buscar sitios seguros para sobrellevar la diapausa y finalizar su ciclo de vida, por lo que buques, bodegas, camiones de transporte, cajas de mercadería, entre otros, se convierten en espacios seguros para esconderse por largos períodos, sin conocer la magnitud de los contratiempos que se generan al emerger en nuevas fronteras, en las que posiblemente hallará su muerte de forma irremediable; además de causar problemas a insectos nativos que, por presentar características similares, son exterminados en manos de quienes buscan eliminar al problemático invasor.