Para este tipo de investigación fue imprescindible el apoyo en fuentes escritas, arqueológicas, etnográficas, así como en maquetas o modelos de embarcaciones
El trabajo de laboratorio se enfocó en el estudio de los materiales culturales según su naturaleza, principalmente madera y metal, así como la preparación de las figuras, el mapa y las fotografías para el informe técnico de la visita y la revisión de fuentes bibliográficas que ayudaran a interpretar mejor los restos del pecio. En general se trata de una muestra de restos bastante pequeña que comprende materiales provenientes de la estructura.
ANÁLISIS DE LA MADERA
En lo referente a la madera se realizaron dos tipos de análisis. El primero para determinar la especie de madera con que se construyó la embarcación, y el segundo para obtener una datación aproximada de la época en que la embarcación fue construida, mediante un análisis de carbono 14.
Gracias a la colaboración del Tecnológico de Costa Rica (TEC), se logró contar con un especialista en maderas, quien realizó el análisis para lograr identificar la especie. El madero del cual se tomó la muestra, se había desprendido del fragmento de barco debido a la fuerte acción del mar sobre el mismo y había quedado en custodia en las instalaciones del SINAC; lo cual favoreció la realización del estudio.
El segundo análisis fue realizado en los laboratorios de la empresa Beta Analytic (Florida, Estados Unidos de América), en un fragmento tomado de la propia estructura durante la inspección realizada.
ANÁLISIS DE REFERENCIAS
“el primer paso es la evaluación documental …[la cual] puede proporcionar mucha información histórica de contexto y ayudar a establecer contacto con otros investigadores que trabajan en el mismo campo o en disciplinas afines” (UNESCO 2013:15 y 92)
Además, para este tipo de investigación fue imprescindible el apoyo en fuentes escritas, arqueológicas, etnográficas, así como en maquetas o modelos de embarcaciones. Según la Norma 15 de las “Normas concernientes a las actividades dirigidas al patrimonio cultural subacuático”, las cuales son parte de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de la UNESCO (2001): “el primer paso es la evaluación documental …[la cual] puede proporcionar mucha información histórica de contexto y ayudar a establecer contacto con otros investigadores que trabajan en el mismo campo o en disciplinas afines” (UNESCO 2013:15 y 92).
Estos contactos efectivamente se dieron durante el desarrollo de la investigación con colegas especialistas en la materia como la arqueóloga Raquel Ornat, el arqueólogo subacuático de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Cataluña, España, Marcel Pujol, el también arqueólogo subacuático de la Universidad de Cádiz (UCA), España, Felipe Cerezo, la conservadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Campeche, México, Diana Arano, y el especialista en maderas del TEC, Róger Moya.
En cumplimiento con los procedimientos establecidos por la institución, las normativas legales del país y a las Normas 14 y 15 de las “Normas concernientes a las actividades dirigidas al patrimonio cultural subacuático” (UNESCO 2013:83 y 100) se procedió a inscribirlo con la denominación Pecio Manzanillo y la clave L-322 PM, en la base de datos de monumentos arqueológicos Orígenes del Museo Nacional de Costa Rica (Rojas et al. 2018:10).