La posición ventajosa de los emplazamientos de varios sitios arqueológicos alrededor de la bahía Culebra, en el litoral pacífico al noroeste de Costa Rica, en pequeños valles costeros y mesetas cercanas, tales como Nacascolo, Jícaro y Manzanillo, entre otros, les permitió a sus habitantes el acceso rápido y permanente a diferentes nichos de donde era posible obtener una variada gama de moluscos.
En el golfo de Papagayo se encuentra el mayor afloramiento costero de masas de agua del Pacífico Oriental; allí la plataforma continental es relativamente estrecha lo que favorece la influencia oceánica en el comportamiento de las masas de agua.
El golfo y por ende bahía Culebra se encuentran bajo la influencia de una apertura topográfica natural entre la cordillera de Guanacaste y la región de los lagos de Nicaragua y por donde se canalizan los vientos procedentes del Caribe. Las corrientes superficiales que estos vientos generan, desplazan el agua en dirección opuesta a las costas de Nicaragua y Costa Rica, generando una mezcla de masas de agua que transportan gran cantidad de microorganismos que se incorporan a los ambientes costeros, produciendo una rica diversidad de organismos marinos tanto en flora como en fauna.
Las investigaciones arqueológicas llevadas adelante en la zona, durante más de cuatro décadas, dan constancia de que los grupos humanos se asentaron alrededor del año 500 antes de nuestra era y su ocupación se extendió hasta alrededor del año 1300 d.C.
EL USO DE LAS CONCHAS EN LA BAHÍA CULEBRA
La concha ha sido comúnmente empleada como materia prima en la elaboración de implementos y adornos corporales en muchas de las sociedades antiguas del continente americano y del mundo.
En la mayoría de los casos, con la recolección de moluscos se obtienen dos productos: carne fresca y su exoesqueleto o concha, encargado de proteger sus partes blandas, se usó como materia prima para elaborar objetos.
Básicamente, las conchas están compuestas de carbonatos de calcio que pueden presentar diferentes formaciones, lo cual les brinda características especiales según sea el caso. Cuando la concha pierde su capa orgánica externa de protección sus características de resistencia se debilitan. Debido a ello, para asegurarse de que las conchas sirvieran como materia prima, las poblaciones costeras las trabajaban y utilizaban cuando la valva aún estaba fresca y mantenía su componente orgánico.
LOS INSTRUMENTOS DE CONCHA
Hasta la fecha, Jícaro es el sitio arqueológico en bahía Culebra con el mayor número de objetos confeccionados en concha. Allí se excavaron 529 artefactos y más del 62 % de estos fueron en conchas de gasterópodos y el resto en bivalvos.
El gasterópodo comúnmente conocido en la bahía como cambute chile Triplofusus princeps y el bivalvo, de la ostra perlera (Pinctada mazatlanica) fueron las especies más usadas.
Varias especies de moluscos se utilizaron para confeccionar utensilios. A diferencia de los gasterópodos, los bivalvos tienen la ventaja de que una vez abiertas tienen dos valvas que pueden ser empleadas con otros fines.
Por ejemplo, algunas conchas parecen haber sido modificadas para emplearse como cucharas tanto para el servido de los alimentos como para el consumo directo. Después de cortar el cuerpo de los caracoles o los bivalvos, se desgastaban las orillas y se redondeaban los bordes de fractura para crear un objeto cóncavo que podía ser empleado como cuchara. Diferentes cucharas se confeccionaron con conchas de cambute (Titanostrombus galeatus), ostra perlera (Pincatada mazatlanica), almeja rosada (Megapitaria aurantiaca) y ostión (Striostrea prismatica).
LAS CONCHAS COMO ADORNOS CORPORALES
En las excavaciones en los concheros de Jícaro, se descubrieron cuentas y pequeños colgantes de adornos corporales elaborados en concha, algunas de estas se hallaban en proceso de confección. Dicha evidencia refuerza la idea de que la población de Jícaro producía ornamentos con varias especies de conchas. Posteriormente, se encontraron adornos de concha completos, como brazaletes y collares, en algunos individuos sepultados en el sitio arqueológico y en otros cercanos como Manzanillo, La Cascabel y Nacascolo.