Barcos históricos representantes del patrimonio cultural subacuático
Los océanos de Costa Rica son un paraíso para la navegación, pero a la vez un desafío incluso para marineros experimentados. Equilibrar una nave conlleva el trabajo de muchas personas y de detalles importantes que definen el éxito de la travesía. Si uno de estos elementos falla, el barco se hunde. Tal fue el destino de ocho embarcaciones que naufragaron en aguas costarricenses, cuyos restos han sido investigados por el Museo Nacional.
Un naufragio es una tragedia, un acontecimiento que implica la pérdida de recursos y en algunos casos, de vidas humanas. Exceptuando esos momentos en la historia de la humanidad que han involucrado las guerras con sus propios intereses bélicos, un naufragio siempre es un acontecimiento triste. La arqueología subacuática se encarga de estudiar estos tristes eventos y rescatar parte de la historia de las personas que encontraron un modo de vida en una embarcación y que tuvieron que enfrentar obstáculos no solo humanos sino principalmente la implacable fuerza del mar, el cual puede resultar tan atemorizante como cautivador.
Costa Rica también es un paraíso para la navegación. Posee todo lo que un navegante busca: grandes ríos, amplios lagos, estuarios, ensenadas, ricas bahías, zonas de fondeo ideales y, sobre todo, dos costas bañadas por dos de los océanos más importantes del mundo: el Pacífico y el Atlántico. Sin embargo, navegar en estos océanos es un desafío incluso para marineros con experiencia.
Muchas circunstancias pueden incidir en el naufragio de una embarcación, pero las exploraciones arqueológicas subacuáticas han demostrado que la mayoría de los hundimientos ocurren en las bahías, cerca las ciudades portuarias, donde los barcos se encuentran saliendo o entrando a un puerto o fondeadero (lugar donde los barcos descansan antes de entrar a un puerto).
Las maniobras que se requieren para poder equilibrar una nave conllevan el trabajo de muchas personas y de detalles importantes que en conjunto conforman una navegación exitosa. Si un elemento de toda esta dinámica falla, el barco se hunde.
BARCOS HISTÓRICOS HUNDIDOS EN AGUAS COSTARRICENSES
Desde la ratificación de la Convención UNESCO Protección del Patrimonio Cultural Subacuático en 2018, Costa Rica se ha posicionado como un país con un enorme potencial arqueológico subacuático. Entre todo lo que falta por descubrir, algunos barcos históricos hundidos en aguas costarricenses son representantes del patrimonio cultural subacuático nacional. Los datos históricos de cada uno de ellos no han sido descubiertos del todo aún, pero es seguro que la mejor manera de rescatar la historia de las personas que una vez los habitaron es mediante la investigación y protección.
PECIO SAN LUCAS-1
Pecio San Lucas-1 se encuentra parcialmente sumergido en las aguas del golfo de Nicoya. Incluso durante las mareas bajas, el naufragio permanece en esta condición y solo se puede acceder a él mediante una embarcación o nadando, dado que se encuentra muy cerca de playa El Inglés, una de las playas de la isla. En la superficie del agua, se pueden observar los restos de una cabina y la proa de una embarcación a vapor. Aunque sus dimensiones se estiman en 70 metros de largo y 10 metros de ancho, parece que la embarcación está dividida en dos partes, por lo que estas medidas deben ser confirmadas a través de una inmersión submarina. Es casi seguro que este navío estuviera en funcionamiento en algún momento dentro del período que abarca el año 1900 y que operara mediante sistemas de vapor.
PECIO SAN LUCAS-2
Tanto la acción del biodeterioro como el saqueo parecen haber sido los factores determinantes en la desaparición de la mayoría de los elementos del Pecio San Lucas-2. Al analizar una fotografía del año 2005 recuperada durante la investigación de archivos, es evidente que la parte mejor conservada del barco es el espejo de popa, junto con una porción de la cubierta inferior y lo que parece ser una escotilla. En el registro de la cubierta, se pueden identificar las áreas donde originalmente se ubicaban dos calderas, aunque no estaban presentes en el momento de la fotografía. Por lo tanto, no se consideran indicadores arqueológicos confiables, pero sí proporcionan evidencia del mecanismo de vapor que impulsaba la embarcación.
PECIO SAN LUCAS-3
A pesar de sus condiciones desafiantes, este pecio es el que presenta la mayor cantidad de indicadores arqueológicos identificables en las costas continentales del océano Pacífico costarricense, de todos los pecios descubiertos hasta la fecha. Pecio San Lucas-3 se compone, también, de los restos de un barco a vapor. En este pecio es posible de identificar la proa del barco, la bancada donde descansaba la máquina con su volante de inercia y los restos de la borda y popa. Algunas de estas piezas evidencian el uso de hierro como material de componentes (se reconoce por su color rojizo).
PUNTA CAHUITA
En la zona marina del Parque Nacional Cahuita, se encuentra el monumento arqueológico Punta Cahuita, el cual es tan grande que comprende dos sectores con presencia de patrimonio cultural subacuático: el sector Anclas y Cañones y el sector Ladrillos.
En el sector Anclas y Cañones se pueden observar piezas de artillería navales; en el sector Ladrillos, lastre de navío sobre el manto oceánico que muy probablemente recubre una embarcación de grandes dimensiones.
En el año 2023, la investigación a cargo de los arqueólogos daneses David Gregory y Andreas Bloch, reveló, entre otros interesantes hallazgos, un fragmento de varenga, parte de una de las “costillas” de un antiguo navío de madera. Fue un descubrimiento realmente significativo, pues se trató del primer indicador arqueológico de arquitectura naval en toda el área del monumento.
Entre mayor sea el barco a construir, más fuertes y grandes deben ser las piezas que lo componen. Un “esqueleto” de un barco con “costillas” con las características del fragmento que se encontró, permiten hipotetizar que debajo del manto oceánico del Parque Nacional Cahuita yacen los restos de una fragata o un galeón.
PECIO MANZANILLO-1
Se trata del pecio mejor investigado de la arqueología costarricense. En este monumento arqueológico, se lograron identificar al menos 8 partes de las “costillas” de la nave. Sobre estas costillas, se podían ver tablas que formaban el revestimiento de una bodega. La especie de madera de la embarcación se identificó como un tipo de pino que normalmente crece en regiones como los Alpes, por ejemplo, llamado larix decidua. Esta especie no se encuentra de forma natural en los bosques tropicales de Costa Rica, lo que refuerza la hipótesis de que el fragmento de la embarcación provenía o había sido construido en Europa, como indicaban las pistas previas.
Además, se extrajo un pequeño fragmento de madera del pecio con el fin de datarlo mediante Carbono-14, cuyos resultados indicaron un periodo de 1721 hasta 1818 d.C.
Los datos cronológicos e identificación de madera aquí expuestos se encuentran a cargo de la investigación liderada por el arqueólogo Lic. Julio César Sánchez, la cual se puede profundizar en el siguiente enlace: Proyecto de investigación Pecio Manzanillo-1
PECIO MANZANILLO-2
Muy cerca de dónde se encuentra enterrado Pecio Manzanillo-1, se puede localizar el monumento arqueológico Pecio Manzanillo-2. Es un fragmento de barco que queda expuesto por las condiciones del oleaje en diferentes épocas del año y por muy poco tiempo, lo que dificulta su investigación.
En Pecio Manzanillo-2, se puede identificar la presencia de imbornales (agujeros por donde se drena el agua que entra de manera normal al barco) y también un sistema de cuadernas doble que sugieren que este pecio se trata de un costado de la obra muerta de la embarcación, es decir, la que queda por encima de la superficie del agua.
PECIO MANZANILLO-3
El último de los pecios de Playa Grande en Manzanillo registrados es otro gran fragmento de embarcación que encalló cerca de los dos anteriores. Pecio Manzanillo-3 fue avistado en 2021 y oficialmente registrado como un monumento arqueológico por el Museo Nacional de Costa Rica en ese mismo año.
El Pecio Manzanillo-3 constituye un fragmento del revestimiento de una embarcación de gran tamaño. Se trata de varios maderos dispuestos en el estilo de tablazón curvado, con unas dimensiones de 17 metros de largo por 5 metros de ancho. Los primeros indicadores arqueológicos de la arquitectura naval que se pueden identificar son los restos de 9 varengas (partes de las costillas) que se encuentran entre un revestimiento interno y otro externo de tablas dispuestas en paralelo.
SV VIDUCO
El pecio resultante del naufragio del SV Viduco (Sailing Vessel Viduco) se encuentra en la bahía Wafer en la Isla del Coco. El SV Viduco era un bricbarca (navío velero de 3 mástiles) de fabricación alemana de hierro, construida en 1875. Propiedad de Mentz, Decker & Co. con sede en Hamburgo, fue capitaneado por Edwinn Stolz desde San Juan del Sur en Nicaragua y a Puntarenas en Costa Rica. La noche del 27 de diciembre de 1907, según se atribuye a descuidos por parte del capitán, la popa del SV Viduco rozó un fondo rocoso, lo que ocasionó aperturas de agua insalvables. A pesar de algunas maniobras para evitar la pérdida, el SV Viduco se hundió.