Recorriendo el bosque, nos damos cuenta del mundo sonoro que procede de distintos animales que habitan ese mundo verde; por ejemplo, los cantos y llamados de las aves, los zumbidos de avispas y abejas o los aullidos de monos, pero, de pronto, nos sorprende un sonoro tic tac que, de inmediato, nos hace preguntarnos sobre su procedencia. Al observar a nuestro alrededor —tal vez, primero hasta con dudas—, nos damos cuenta maravillados de que proviene de un inesperado origen: mariposas que, una y otra vez, vuelan de forma errática. Parece como si saltaran al aire desde la corteza de los árboles, donde se posan con sus alas extendidas y la cabeza apuntando hacia abajo: son las mariposas tronadoras.  Conozcámoslas.

Actualmente se describen 21 especies de mariposas tronadoras, de las cuales 9 están presentes en Costa Rica, distribuidas en ambas vertientes (Pacífico y Caribe) y en el Valle Central. Habitan tanto bosques secos (Guanacaste), como bosques húmedos (sur de Puntarenas), y en zonas que se encuentran a unos 1500 metros de altura del nivel del mar.

De acuerdo con el patrón de coloración de las alas, las Hamadryas pueden ordenarse en dos grupos: el primero es de tronadoras con tonos grises que les permite camuflarse con la corteza gris o blanquecina de los árboles —lo que les permite pasar inadvertidas ante los depredadores (lo que en términos científicos se llama especies cripticas)—. El segundo grupo es de las tronadoras que tienen patrones negros con puntos azules, son muy visibles, pero indican a los depredadores que tienen un sabor desagradable (científicamente se llaman aposemáticos); de esta forma, permiten que no las consideren como posibles presas.

Las alas anteriores tienen unas venas especializadas que chocan y producen el sonido (tic tac); también otras venas que  lo amplifican. Además, la base de cada ala delantera presenta una membrana que funciona de forma similar a un oído, que les permite a machos y hembras percibir este particular “tic tac”.