Es muy posible que, el hecho de que los enterramientos hayan estado inicialmente en la línea de costa, probablemente en un área de manglar y luego haber permanecido bajo el agua entre capas de arcilla impermeable, han propiciado la conservación de los objetos orgánicos, al estar los mismos inmersos en un medio anaerobio.

En nuestro país las condiciones ambientales generalmente no permiten la conservación de objetos elaborados en materiales perecederos. Hallazgos similares solamente se han presentado en sitios con ambientes particulares como el manglar en el caso del sitio Regla (P-30 Rg), ubicado también en el Golfo de Nicoya y relativamente cerca de Huiscoyol (Guerrero, Vázquez y Solano 1992); o bajo capas de ceniza por erupciones volcánicas, como en el caso del sitio Retes (C-378 Re) en las faldas del volcán Irazú (Aguilar 1953).

Falla inversa. Este insumo se debe redibujar

Ejemplo de falla inversa, donde se produce un desplazamiento vertical de un bloque de tierra. Imagen tomada de: https://skyalertblog.blogspot.com/2013/10/a-14-anos-del-sismo-de-m74-de-oaxaca.html?view=flipcard

Desde nuestra primera visita al sitio nos llamó la atención el alto nivel freático del terreno y el fuerte olor a materia orgánica en descomposición como el que se percibe en un manglar. Varios de los artefactos y huesos tenían en su superficie adherencias calcáreas; es claro que estas se produjeron posterior a que los objetos se terminaron de confeccionar y a su colocación dentro de los enterramientos. Estas adherencias resultaron ser poliquetos o gusanos calcáreos (Serpúlidos) que colonizaron más de una cara de algunos artefactos. Lo anterior sugiere, que los artefactos estuvieron en la zona litoral o de mareas por algún tiempo (Valerio 2018).

A la luz de la información recopilada, el sitio Huiscoyol, que en la actualidad se encuentra a 800 m del litoral y a 50 m.s.n.m. en algún momento parece que estuvo en la línea de costa o cerca de la zona intermareal. Según el estudio geológico, Huiscoyol está cercano a dos importantes fallas inversas, lo que posiblemente causó el desplazamiento hacia arriba del terreno que ocupa el sitio (Valerio 2018). Si tenemos en cuenta que, los fechamientos obtenidos en el sitio indican que la última ocupación humana relacionada con los objetos funerarios que tienen los serpúlidos pudo ocurrir alrededor del año 300 a.C., quiere decir que en los últimos 2300 años el terreno se elevó hasta su ubicación actual.

Acuífero colgado

Idealización de la conformación de un acuífero colgado. Es un depósito de agua que se forma en terrenos donde se intercalan capas de arena con materiales impermeables del suelo. Imagen tomada de: http://webs.ucm.es/info/diciex/proyectos/agua/esc_sub_acuifero.html

Este desplazamiento también afecto el nivel freático relacionado con la quebrada Lisa, lo que produjo un nivel freático colgado, este se forma en terrenos de material impermeable y es independiente del nivel freático general; pudiendo ser fruto de la presencia de acuíferos confinados por capas de arena intercaladas con materiales impermeables del suelo. Según lo observado en la excavación, el nivel aumenta o disminuye dependiendo de la época del año, pero manteniendo siempre bajo el agua los enterramientos más profundos que se encuentran ubicados en la zona central del sitio y que son los que deben presentar la conservación excepcional de los objetos orgánicos (Valerio 2018).

En resumen, aunque los trabajos llevados adelante en 2018 no permitieron encontrar objetos elaborados con madera y otros restos orgánicos como los que entregaron a Guerrero en 2017, es muy posible que, el hecho de que los enterramientos hayan estado inicialmente en la línea de costa, probablemente en un área de manglar y luego haber permanecido bajo el agua entre capas de arcilla impermeable, han propiciado la conservación de los objetos orgánicos, al estar los mismos inmersos en un medio anaerobio.

A pesar del alto grado de destrucción que las actividades ilícitas de huaquerismo han ocasionado en el monumento Huiscoyol, la corta temporada de campo realizada en 2018 arrojo resultados alentadores en el sentido de que aún subsisten contextos arqueológicos sin alteración en el lugar.

Este primer acercamiento al sitio abre portillos de investigación que deben ser afrontados adecuadamente. Nuevos trabajos de excavación deberían orientarse a la zona intermedia del sitio que se mantiene con un alto nivel freático con el fin de comprobar si aún es posible encontrar “in situ” objetos elaborados con materiales perecederos de madera u otros que hayan sobrevivido al paso del tiempo. Además, se hace imprescindible realizar excavaciones estratigráficas que permitan estudiar con más detalle los concheros precerámicos hallados debajo de los enterramientos más tardíos.